LOS OJOS DE UN CABALLO, EL ESPEJO DEL ALMA DE TODO EQUINO
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LOS OJOS DE UN CABALLO, EL ESPEJO DEL ALMA DE TODO EQUINO
Ojos grandes, abiertos y ubicados lejos de la nuca son síntoma de que nuestro caballo es inteligente, de que se trata de un animal de raza y de que su temperamento es abierto y fácil para la monta. Pero a pesar de ello nunca nos acercaremos a él por detrás, porque en ese ángulo muerto para su visión es donde está el riesgo.
Los expertos afirman que los ojos de los caballos reflejan sus sentimientos, su carácter, su inteligencia, la transparencia de su temperamento y la pureza de su raza, y que por ello mejor que sean grandes, abiertos, sobresaliendo del cráneo y ubicados lejos de la nuca, porque cuando por el contrario los ojos están cercanos a las orejas es síntoma de un menor desarrollo del encéfalo y por extensión de unas menores facultades mentales.
Los ojos pequeños, hundidos en las órbitas y con unos párpados espesos y poco móviles pueden indicar que los animales tienen un temperamento denominado “linfático”, mientras que unos ojos excesivamente abiertos es síntoma de que probablemente el caballo tiene un carácter asustadizo y difícil.
Los párpados deben ser finos, flexibles, bien alineados, provistos de unas largas pestañas protectoras y dibujando un arco bien definido y regular, porque de lo contrario los arcos irregulares o con plieguesdan lugar en los caballos a frecuentes lagrimeos y a otras molestias oculares.
Que los ojos de los caballos reflejan el estado de su interior se comprueba analizando su conjuntiva, que en condiciones normales debe ser de color rosa. En el momento en el que esta tonalidad se vuelve pálida o adquiere un rojo intenso acudiremos al veterinario, porque ese cambio de color puede ser síntoma de que algo no está funcionando correctamente en el organismo del animal y de que pudieran existir enfermedades infecciosas o parasitarias.
En los caballos el sentido de la vista es muy perfecto, puesto que estos animales pueden distinguir los objetos de cerca y de lejos tanto de día como de noche. Los caballos tienen unos 285º de visión monocular y unos 65º de visión binocular. Esto último significa que pueden ver imágenes y colores diferentes en cada uno de sus ojos, lo que motiva que muevan la cabeza con frecuencia con el objetivo de fijar las imágenes.
El hecho de que los ojos de los caballos estén situados en los laterales de la cabeza y no en posición frontal como sucede en los humanos y en otros muchos animales, facilita que cada ojo transmita al cerebro una imagen distinta (visión binocular). Esto significa que cada ojo ve su parte y que tan sólo cuando el animal mira al frente es capaz de fijar ambos ojos simultáneamente en un mismo punto.
Como sucede con muchos herbívoros el ángulo de visión de un caballo puede llegar a los 340º, incluso cuando se encuentra pastando con la cabeza baja, y los únicos ángulos muertos se encuentran justo por delante del animal y justo por detrás, circunstancia que motiva que los expertos aconsejen acercarse a los animales por los laterales para evitar contratiempos y nunca por las zonas carentes de visión. Cuando un jinete no es capaz de ver los ojos de su caballo puede estar seguro de que el animal tampoco puede verlo.
Los caballos son principalmente animales diurnos, lo que no significa que tengan una mala visión nocturna. Sus ojos son sensibles a la luz débil, por lo cual ven relativamente bien al anochecer, aunque como contratiempo hay que decir que no tienen la habilidad de ajustarse rápidamente a la oscuridad, lo que motiva su resistencia a la hora de entrar en espacios oscuros y las dificultades que pueden tener para moverse con seguridad por zonas con abundantes luces y sombras.
Los ojos de las personas son capaces de “funcionar” a una velocidad de 18 imágenes/segundo, mientras que los ojos de los caballos, que por cierto no ven el color rojo pero sin distinguen distintas tonalidades a azules y verdes, procesan a una velocidad de 25 imágenes/segundo, una circunstancia que se da en aquellos animales que tienen en la vista una de sus medidas de autodefensa.
Curiosamente los caballos de pura raza suelen sufrir de miopía, mientras que por el contrario los ejemplares cruzados o de sangre fría son hipermétropes. Se calcula que en los equinos el tejido del cristalino ocular comienza a mostrar síntomas de envejecimiento a partir de los diez años.
Como todos sabemos en la mayor parte de los caballos los ojos suelen tener tonalidades castañas y marrones oscuras hasta alcanzar incluso el negro, aunque en algunas razas, por ejemplo Appaloosas, o en ejemplares albinos, no es infrecuente la presencia de ojos de color azul o celeste que son debidos a una incorrecta pigmentación del iris. No se trata de una patología que afecte negativamente a la visión del animal y puede darse en ambos ojos o en uno solo transmitiéndose de forma genética de generación en generación.
Fuente: http://www.terranea.es/blog/ojos-caballo-espejo-del-alma/
Los expertos afirman que los ojos de los caballos reflejan sus sentimientos, su carácter, su inteligencia, la transparencia de su temperamento y la pureza de su raza, y que por ello mejor que sean grandes, abiertos, sobresaliendo del cráneo y ubicados lejos de la nuca, porque cuando por el contrario los ojos están cercanos a las orejas es síntoma de un menor desarrollo del encéfalo y por extensión de unas menores facultades mentales.
Los ojos pequeños, hundidos en las órbitas y con unos párpados espesos y poco móviles pueden indicar que los animales tienen un temperamento denominado “linfático”, mientras que unos ojos excesivamente abiertos es síntoma de que probablemente el caballo tiene un carácter asustadizo y difícil.
Los párpados deben ser finos, flexibles, bien alineados, provistos de unas largas pestañas protectoras y dibujando un arco bien definido y regular, porque de lo contrario los arcos irregulares o con plieguesdan lugar en los caballos a frecuentes lagrimeos y a otras molestias oculares.
Que los ojos de los caballos reflejan el estado de su interior se comprueba analizando su conjuntiva, que en condiciones normales debe ser de color rosa. En el momento en el que esta tonalidad se vuelve pálida o adquiere un rojo intenso acudiremos al veterinario, porque ese cambio de color puede ser síntoma de que algo no está funcionando correctamente en el organismo del animal y de que pudieran existir enfermedades infecciosas o parasitarias.
En los caballos el sentido de la vista es muy perfecto, puesto que estos animales pueden distinguir los objetos de cerca y de lejos tanto de día como de noche. Los caballos tienen unos 285º de visión monocular y unos 65º de visión binocular. Esto último significa que pueden ver imágenes y colores diferentes en cada uno de sus ojos, lo que motiva que muevan la cabeza con frecuencia con el objetivo de fijar las imágenes.
El hecho de que los ojos de los caballos estén situados en los laterales de la cabeza y no en posición frontal como sucede en los humanos y en otros muchos animales, facilita que cada ojo transmita al cerebro una imagen distinta (visión binocular). Esto significa que cada ojo ve su parte y que tan sólo cuando el animal mira al frente es capaz de fijar ambos ojos simultáneamente en un mismo punto.
Como sucede con muchos herbívoros el ángulo de visión de un caballo puede llegar a los 340º, incluso cuando se encuentra pastando con la cabeza baja, y los únicos ángulos muertos se encuentran justo por delante del animal y justo por detrás, circunstancia que motiva que los expertos aconsejen acercarse a los animales por los laterales para evitar contratiempos y nunca por las zonas carentes de visión. Cuando un jinete no es capaz de ver los ojos de su caballo puede estar seguro de que el animal tampoco puede verlo.
Los caballos son principalmente animales diurnos, lo que no significa que tengan una mala visión nocturna. Sus ojos son sensibles a la luz débil, por lo cual ven relativamente bien al anochecer, aunque como contratiempo hay que decir que no tienen la habilidad de ajustarse rápidamente a la oscuridad, lo que motiva su resistencia a la hora de entrar en espacios oscuros y las dificultades que pueden tener para moverse con seguridad por zonas con abundantes luces y sombras.
Los ojos de las personas son capaces de “funcionar” a una velocidad de 18 imágenes/segundo, mientras que los ojos de los caballos, que por cierto no ven el color rojo pero sin distinguen distintas tonalidades a azules y verdes, procesan a una velocidad de 25 imágenes/segundo, una circunstancia que se da en aquellos animales que tienen en la vista una de sus medidas de autodefensa.
Curiosamente los caballos de pura raza suelen sufrir de miopía, mientras que por el contrario los ejemplares cruzados o de sangre fría son hipermétropes. Se calcula que en los equinos el tejido del cristalino ocular comienza a mostrar síntomas de envejecimiento a partir de los diez años.
Como todos sabemos en la mayor parte de los caballos los ojos suelen tener tonalidades castañas y marrones oscuras hasta alcanzar incluso el negro, aunque en algunas razas, por ejemplo Appaloosas, o en ejemplares albinos, no es infrecuente la presencia de ojos de color azul o celeste que son debidos a una incorrecta pigmentación del iris. No se trata de una patología que afecte negativamente a la visión del animal y puede darse en ambos ojos o en uno solo transmitiéndose de forma genética de generación en generación.
Fuente: http://www.terranea.es/blog/ojos-caballo-espejo-del-alma/
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